MUNDO BEHER

¿A qué se debe el dulzor de jamones Beher?

Principalmente el dulzor de jamones Beher es el resultado de 3 factores

 

  1. Primero por la materia prima de nuestros productos, ¡el CERDO 100% IBÉRICO, no cualquier cerdo! Y es que nuestros animales son de los pocos que se crían de raza 100% ibérica y todos ellos poseen una genética muy especial lograda tras muchos años de investigación y cuidada selección.
  2. En segundo lugar gracias a la ALIMENTACIÓN de nuestros cerdos, ya que lo hacemos desde sus primeros meses de vida con una estricta y controlada dieta a base de una «receta secreta», que por supuesto preparamos nosotros mismos en nuestras modernas granjas y fábricas de piensos, asegurándonos así que su alimentación es siempre la adecuada para cada edad y momento de crecimiento. Además, y una vez que estos cerditos han alcanzado el tamaño que les permite habitar en la dehesa de manera totalmente independiente (para lo que además del tamaño necesitan tener un mínimo de grasa suficiente), elegimos solo a unos pocos para disfrutar de su manjar preferido, la bellota, el exquisito fruto que les aporta esos niveles de ácido oleico tan saludables para los consumidores
  3. Y el tercer factor principal para conseguir ese dulzor de jamones Beher tan especial se debe a la calidad y la cantidad de SAL que usamos en la elaboración de nuestros embutidos.

Históricamente el salazón se ha utilizado como la mejor forma de conservación natural y ya los romanos lo usaban en la curación de carnes y jamones, lo que les permitía poder disfrutar de ellos en el tiempo.

El secreto de BEHER es que utilizamos sal marina de Torrevieja, el llamado “oro blanco”, pero en muy poca cantidad. Esto es así gracias a nuestra forma tradicional de curar y al singular microclima de Guijuelo, que al amparo de la Sierra es más frío y seco que el del resto de zonas productoras de España y nos permite utilizar mucha menos cantidad.

Lo habitual es que tanto jamones como paletas estén aproximadamente un día por kilo, pero en BEHER le damos algo menos de tiempo. Apilamos las piezas en no más de seis filas, cada cinco días los volteamos añadiendo una nueva capa de sal tal y como se hacia antiguamente y controlamos minuciosamente la temperatura y la humedad de la sala de salazón para evitar variaciones.

Todos estos detalles hacen que nuestros jamones tengan a posteriori una curación mas lenta y detallada haciendo que nuestros productos sean más saludables, además de riquísimos, claro!!!